El defensor del Pueblo, Rolando Villena, manifestó ayer su preocupación por el deceso de dos conscriptos que cumplían el servicio militar en menos de un mes, lo que confirmaría la falta de previsión e interés por evitar la muerte de soldados en cuarteles y la intención de los jefes militares de evadir su responsabilidad en estos homicidios.
Villena se refirió al caso del conscripto Fernando Yujra, quien murió hace un par de días, mientras prestaba su servicio militar en Patacamaya y del marino Fernando Villasante, fallecido el 18 de diciembre en Tarija, mientras realizaba ejercicios militares, informó el portal de Radio Fides.
Hasta ayer no se conoció un informe oficial del Comando del Ejército sobre esta inmolación sobre la disposición que se habría tomado contra el presunto autor del deceso.
“En el caso de Fernando Yujra, hemos escuchado varias versiones sobre la causa de la muerte, algunas de ellas contradictorias que deben ser investigadas y esclarecidas por el Ministerio Público; en todo caso no se puede admitir que las Fuerzas Armadas pretendan una vez más eludir su responsabilidad”, agregó el Defensor, según una nota de prensa.
En criterio de Villena este nuevo homicidio ocurrido dentro de un cuartel muestra de manera clara que “no existe la voluntad para aplicar mecanismos de seguridad, prevención, cuidado, vigilancia y protección que, puedan resguardar la vida y la integridad de los jóvenes que realizan su servicio militar".
La autoridad dispuso que su Representación en La Paz inicie una investigación inmediata sobre el hecho, en el ámbito de la competencia defensorial y se analice si existe alguna similitud con el caso del subteniente Poma, quien fue asesinado por camaradas suyos en presencia de varios oficiales, mientras realizaban un supuesto ejercicio de lucha y resistencia.
El Defensor informó que, según los primeros resultados de la investigación que realizó su Representante en Tarija sobre la muerte del conscripto Fernando Villasante Arnao, se develó que no sólo hubo falta de cuidado y prevención, sino la imposición de ejercicios en condiciones inhumanas, como obligarles a usar un tipo de vestimenta no adecuada para una zona con elevadas temperaturas, además del peso de sus implementos, el excesivo calor en la región y la falta de descanso suficiente la noche anterior, ocasión en la que los jóvenes fueron gasificados.
A esto se suma que ni siquiera había una ambulancia ni auxilio cercano –elementos mínimos de seguridad que se deben tomar en cuenta cuando se realizan este tipo de ejercicios militares– y el conscripto Villasante tuvo que ser trasladado en un vehículo público para recibir atención, pese a que su organismo había ya colapsado.
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