Roberto Melean Rendón asegura que hace dos años, mientras compartían celda con Luis Arce Gómez, exministro del Interior durante el gobierno de facto de Luis García Mesa, este le entregó y encomendó dar a conocer el croquis de la ubicación exacta donde fueron enterrados los restos del líder político Marcelo Quiroga Santa Cruz, y aseguró que cuando la Fiscalía lo cite, proporcionaría la información de forma “espontánea y patrióticamente a cambio de nada”.
“No hay crimen perfecto, y todo se tiene que (saber) a la larga o a la corta”, fueron las palabras de Melean al ser consultado sobre cuándo y por qué entregaría esta importantísima información, en un pequeño contacto que tuvo con los periodista a la salida de juzgados.
A pesar de que cuenta con una sentencia de 30 años por la desaparición de Renato Ticona, mientras el fungía como segundo comandante del Ejército en Oruro, Melean fue llevado ayer, desde el penal de Alta Seguridad de Chonchocoro, donde cumple su condena, para comparecer dentro de un segundo proceso abierto por Hugo Ticona, hermano del desaparecido.
Hace dos años, afirma Melean, en la celda que compartía con Arce Gómez, sostuvieron una conversación en la que este le entregó de forma voluntaria, sin que medie ninguna actitud violenta, el importantísimo dato.
“El croquis me lo entregó Luis Arce Gómez, en mi celda, yo le dije: mi coronel, usted ya es de edad, puede fallecer y todos sus secretos que tiene van a quedar en la nada. Él (Arce Gómez) se manifestó, usted se va hacer cargo de esto y en mi celda dibujó, firmó y me entregó el croquis que lo tengo”, relató.
Melean opina que se debe conocer todo lo que pasó en esos años de forma real y verídica, por un sentido patriótico y que lo haría cuando lo requieran las autoridades y sin mediar ningún pedido.
Sin embargo, Frank Campero, abogado de Melean, pidió que el fiscal general del Estado, Ramiro Guerrero, brinde garantías para que su cliente y lo antes posible, emita la citación para que este se presente para entregar el croquis de forma legal.
SEMBLANZA
El líder socialista Marcelo Quiroga -el hombre más odiado por los militares bolivianos llegados al poder- fue asesinado el 17 de julio, día del golpe, en los locales de la Central Obrera Boliviana (COB), en La Paz. Quiroga, que había obtenido el cuarto lugar en las elecciones presidenciales de junio y era la estrella política en ascenso de la izquierda boliviana, asistía con otros dirigentes políticos y sindicales, entre ellos Juan Lechín, a una reunión de emergencia del Comité Nacional de Defensa de la Democracia (Conade), cuando ocurrieron los hechos.
Este último párrafo fue obtenido en un reportaje elaborado por El País, de un testigo presencial del asalto a la COB y del ametrallamiento de Marcelo Quiroga, “muerto en combate”, según la versión oficial, por fuerzas paramilitares al servicio de los golpistas. El cadáver del líder socialista no ha sido devuelto por la Junta Militar.
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