Saturday, October 10, 2015
50 años del Liceo Militar
En 1965, cuando se fundó, estaba subordinado a las tres fuerzas, por eso el primer uniforme era la gorra de la Armada, la blusa del Ejército y el pantalón de la Fuerza Aérea. Ahora, depende exclusivamente del Comando General del Ejército. El Liceo “Teniente Edmundo Andrade”, instituto modelo de preformación militar, cumple este lunes 5 de octubre 50 años de labor al servicio de la Patria con la premisa de inculcar valores a cadetes, de entre 12 y 18 años, bajo la columna vertebral de la disciplina.
“Sembrando un valor en el corazón del cadete le va a servir para ser un ciudadano de bien en el futuro”, enseña el comandante del Liceo Militar, teniente coronel DEM (Diplomado de Estado Mayor) Víctor Hugo Balderrama Quezada, al puntualizar que “esa es la esencia de la institución”.
Por resolución ministerial, este es un colegio de convenio que, como cualquier otro, depende del Ministerio de Educación a través del SEDUCA. Además, obedece a instructivas del Departamento VI Educación del Comando del Ejército, a cargo de Luis Fernando Benavídez Fuentes. La Alcaldía de Sucre ejerce tuición sobre el mismo en la parte educativa.
Desde hace aproximadamente una década, es posible que un estudiante ingrese al Liceo inscribiéndose a tercero, cuarto o quinto de secundaria, pero cursando recién el primer año militar. Es decir que, por ejemplo, puede estar en cuarto de secundaria (según la escala normal, de cualquier otro colegio) y, a la vez, en primer o segundo año militar.
Con un mínimo de dos años se le otorga la libreta del servicio militar como sargento de reserva; si está tres años, la recibe como suboficial y si completa los cuatro años, como subteniente de reserva. Y aunque muchas veces estudiantes de distinto grado militar se cruzan en un mismo curso académico, por ejemplo, un cadete siempre mantiene el respeto por un brigadier.
“Padres”
Aquí, la característica común en los educandos —provenientes de distintos departamentos del país— es el uniforme, que forma parte de la disciplina de un recinto militar.
Incluso los 150 pequeños del kinder del Liceo, a iniciativa de sus padres (habitantes de la zona, de lugares más alejados y también algunos militares), asisten todos los días a clases uniformados al igual que sus “camaradas” mayores. Ellos no reciben instrucción militar, pero, siendo parte de la familia, son motivados a amar a la patria, por ejemplo, en los desfiles.
María Antonieta Limachi Torres, profesora de primera sección del kinder “Teniente Edmundo Andrade”, está a cargo de 34 alumnos en el turno de la mañana. Ella no es militar y aclara que, salvo por los uniformes, los niños no reciben instrucción castrense.
“Tenemos una misión eminentemente educativa. Nuestra misión como Liceo Militar no es sacar combatientes, no es sacar soldados; para eso están el Colegio Militar, la Escuela de Sargentos y otros institutos de formación militar. Este es un instituto de preformación militar”, remarca, para dejarlo claro, el teniente coronel Balderrama.
Hay también 50 soldados que, de manera separada de los estudiantes, forman parte de una tropa, desempeñan tareas de seguridad y prestan servicios administrativos, entre otras funciones. A los alumnos del Liceo se les denomina “damas y caballeros cadetes”.
Los maestros e instructores, sin pensarlo, a menudo deben hacer de padres de los cadetes. Incluso, “la vivencia diaria con ellos nos enseña a ser mejores en nuestros hogares con nuestros propios hijos”, dice al referirse a la contención de los estudiantes que atraviesan por conflictos sentimentales o de otra índole.
Ellos viven en pabellones, divididos por cursos militares. Solo los de cuarto año están distribuidos en pabellones de primero, segundo y tercer año, “para mantener la disciplina”, según Balderrama.
“Muchas veces uno se encuentra con un muchacho que está llorando, de uniforme, y choca ahí la parte de la disciplina militar con la parte afectiva. Y nosotros acá tenemos que dar ese afecto, manteniendo el principio de una mano amiga pero un brazo fuerte”.
El Comandante hace hincapié en el cuidado de los cadetes, hombres y mujeres, considerando que son adolescentes y que en el país hay leyes específicas para precautelar la integridad de los menores de edad.
Damas cadetes
Las damas cadetes se incrementan año tras año. De la gestión 2014 a la 2015 aumentaron en un número aproximado de 10. Hasta entrados los años 2000, ellas eran externas, es decir, dormían en sus casas y pasaban clases en el Liceo. Esto cambió con la edificación del pabellón de mujeres, que está separado más de 200 metros del que ocupan los varones.
“Se someten al mismo régimen de instrucción, no se las discrimina en ningún tipo de situación. La única salvedad es que tienen instructores mujeres; hay siete instructoras que viven con ellas las 24 horas del día”, precisa Balderrama.
La subteniente de caballería Lizeth Blanco Fernández es la Comandante de la Sección de cadetes mujeres. Ella cuenta a ECOS que está pendiente de sus diferentes actividades y vela por su instrucción y su bienestar. ¿Cómo es un día normal para las cadetes?, le preguntamos.
“Lo mismo que los varones”, responde y sigue de corrido: “Ellas se levantan a las seis de la mañana todos los días, forman en el parte de diana (iza de la bandera), desayunan, retornan al pabellón para realizar actividades de limpieza, pasan clases, almuerzan y, por la tarde, los martes y jueves tienen actividades de instrucción y los lunes, miércoles y viernes hacen deportes.
Después de la cena, a las 19:00, comienza el horario destinado a los trabajos prácticos y a otros estudios, algo que pueden hacer, obteniendo un permiso especial, si es necesario, hasta las doce de la noche”.
Profesores del Estado dictan clases dentro del Liceo. Al respecto, el Comandante informa que ellos pasan talleres de ambientación, cursillos con psicólogos y otros, “para que sepan cómo tratar a cadetes mujeres y varones”.
Infraestructura
Además de los pabellones donde los cadetes descansan, el Liceo cuenta con un pequeño museo que refleja su historia de 50 años; un flamante coliseo, entregado el año pasado luego de que fuera construido con recursos del programa “Bolivia Cambia, Evo Cumple”, y un área de Sanidad (hospital de primer nivel), entre otras.
Al momento de la entrevista de ECOS, se esperaba la luz verde del alcalde Iván Arciénega para proceder con el asfaltado de la avenida de ingreso hasta el puente, muy importante porque es la misma senda por la que transitan los turistas para acceder al castillo de La Glorieta.
“Nosotros hemos hecho un conteo el año pasado, porque pasan por la Prevención, y son, más o menos, 145 mil turistas que vienen al año”, complementa el teniente coronel Balderrama.
“Muchas veces uno se encuentra con un muchacho que está llorando, de uniforme, y choca ahí la parte de la disciplina militar con la parte afectiva. Y nosotros acá tenemos que dar ese afecto, manteniendo el principio de una mano amiga pero un brazo fuerte”, cuenta el comandante del Liceo “Teniente Edmundo Andrade”, Víctor Hugo Balderrama. Hace hincapié en el cuidado de los cadetes, hombres y mujeres, considerando que son adolescentes y que en el país hay leyes específicas para precautelar la integridad de los menores de edad.
Balderrama y la vida de militar
“El estar designado a este instituto, como profesional, marca un hito importante en mi carrera, que se traduce en un orgullo y un privilegio, pero también en una responsabilidad con la institución y con los padres de familia”, destaca el comandante del Liceo, teniente coronel DEM Víctor Hugo Balderrama Quezada.
Egresado del Colegio Militar hace casi 25 años como Oficial de Infantería, además del Diplomado de Estado Mayor tiene una Maestría en Docencia Superior de la Escuela de Comando y Estado Mayor de Cochabamba. Desde un principio se trazó varias metas, una de ellas: llegar a ser Comandante del Liceo en Sucre.
“Siempre he tratado de establecer una carrera marcada por los valores, por el cariño y el amor a la Patria; es lo que nos enseña el Colegio Militar… Soy un servidor público, la única diferencia con otros servidores públicos es que nosotros vestimos este sagrado uniforme”.
Balderrama tiene un apego a la docencia desde muy joven. Proviene de familia de militares: su abuelo, soldado en la Guerra del Chaco; su padre, general retirado; el hermano de su padre, general retirado de la Fuerza Aérea; una tía, de las primeras paracaidistas en Bolivia. “Al Ejército le debo todo en mi vida”, dice él orgulloso.
Los cordones del mérito
“Nadie tiene el mismo nivel en la vida militar”, explica el teniente coronel DEM Víctor Hugo Balderrama, a la hora de referirse a la orden de mérito en todos los institutos de formación castrense. Así, “una manera de premiar las condiciones académicas y físicas de los cadetes es otorgándoles los cordones”.
Menciona los siguientes:
Cordón verde: Premio al mejor cadete de primer año, el que ha obtenido las notas más altas en condiciones militares y académicas. Es el único cordón que se otorga en 1er. año.
Al resto solo pueden acceder los brigadieres en el último curso: cuarto año militar.
Cordón dorado: Al brigadier mayor, el abanderado; es decir, el mejor alumno de todo el Liceo.
Cordón celeste: Destacado en aparatos.
Cordón azul: Destacado en deportes.
Cordón amarillo y azul: Instituido en el Liceo, para el mejor cadete de la banda de guerra (hoy por hoy, Mateo Fernando Saavedra); la integran damas y caballeros cadetes que tocan instrumentos de percusión. (Hay también banda de música y esta se diferencia de la otra en que está conformada por artistas profesionales egresados de la Escuela de Músicos del Ejército).
El mejor alumno del Liceo
Brus Serrano, paceño, 17 años, cuarto año militar. Como mejor alumno del Liceo es Brigadier Mayor.
“Vine a esta institución porque me aconsejaron; desde pequeño tenía la mentalidad de ser militar. Siempre me ha inspirado mi madre, profesora que trabajaba en horas cargadas y se puso mal. Postulé, ingresé y mi norte siempre fue mi madre, principalmente, y seguir el ejemplo de mi anterior brigadier mayor, Tupa.
Desde primer año lo que aprendí son los valores militares y civiles. Aprendí a amar esta institución, a amar a mi ejército para un bien, para un bien del futuro, para hacer el bien para todos”.
—¿Piensa seguir la carrera militar?
—Sí, voy a postular al Colegio Militar de Aviación.
“Nos formamos como líderes”
Yhader Rojas, paceño, 16 años, quinto de secundaria. Es el mejor alumno del tercer año militar, futuro brigadier mayor (“si no se aplaza”, advierte el Comandante del Liceo).
“Este instituto que me ha enseñado muchas cosas. Le cuento que antes yo era una de esas personas tímidas, pero, cuando postulé e ingresé al Liceo Militar, me han inculcado muchos valores, me han enseñado algo muy grande que es el amor a mi patria... me he dado cuenta de que cada uno de nosotros nos formamos siendo líderes.
En un futuro, como estoy postulando a ser brigadier mayor, pensaba seguir la carrera militar, irme al Colegio Militar del Ejército y ahí también destacarme”.
“Es mejor estar aquí”
Saúl Sánchez, potosino, caballero cadete de primer año, entró al Liceo con 12 años de edad. Ahora tiene 13.
“He venido porque mis familiares me comentaron que el instituto era bien y me animé a venir. Es mejor estar aquí porque sientes experiencias nuevas, lo que jamás hubieras sentido en tu vida civil. Antes estaba en el colegio Macedonio Nogales, de Potosí”.
—¿Piensa continuar con la carrera militar?
—Todavía no lo pensé.
“Son parte de mi familia”
Mateo Fernando Saavedra, paceño, cadete de segundo año en el Liceo, cursa el sexto de secundaria. Sale bachiller este 2015. Egresará como Sargento de Reserva.
“Estoy feliz, me gustó este lugar porque me enseñó muchos valores como respeto, puntualidad, honestidad y también camaradería; es lo que más se practica aquí, ya que vivo con mis camaradas y se volvieron parte de mi familia. Antes pasaba clases en el Domingo Savio de La Paz. Quería experimentar algo nuevo en mi vida, experimentar cómo es la vida militar. De mí ha nacido, no de mi familia”.
—¿Piensa continuar con la carrera militar?
—No sabría aún, no lo he decidido.
“Te vas mentalizando en lo militar”
Gretzel, cruceña de 18 años de edad. Es la única brigadier mujer de cuarto año. Egresará este 2015 como Subteniente de Reserva.
“Es una experiencia única que se vive. Aparte, empiezas a madurar, poco a poco, la mente de niña se va alejando y te vas mentalizando en lo militar. El Liceo es bien, una aprende de todo: desde primer año aprendemos a manipular armamento, a pasar instrucción todos los días, hay deportes…”.
—¿Cómo se enteró del Liceo?
—Me han dicho que era un instituto militar de preformación para damas y caballeros cadetes. Yo no sabía nada de la existencia del Liceo Militar, me he enterado a través de mi padre”.
Dice que no tiene familia en Sucre y que viaja a Santa Cruz en vacaciones y los días de franco.
—¿Piensa continuar con la carrera militar?
—Sí, voy a continuar la carrera, mi objetivo es llegar a ser una subteniente, voy a ir al Colegio Militar del Ejército de La Paz (al egresar del Liceo, tiene ingreso libre y solo debe rendir el examen psicológico. Para egresar de ese instituto de formación militar tendrá que cursar cuatro años)”.
“Tratar de ser alguien en la vida”
Deymar Maita, paceño, 14 años de edad. Cadete de primer año, es cordón verde.
“Mis padres y algunas terceras personas me comentaron que el Liceo Militar es un instituto de preformación en el que te ayudan en lo militar y en todo. Yo vine aquí con el pensamiento de mejorar, superarme, tratar de ser mejor, alguien en la vida. Para mi sorprensa, con esfuerzo, obtuve el cordón verde, el mejor de primer año, que yo sé que nunca me dejaré ganar y siempre seguiré esforzándome, porque llevar ese cordón no es sencillo. Ha sido mucho esfuerzo para mí, por eso tengo que manejar mi cordón con responsabilidad y cuidado”.
—¿Piensas seguir la carrera militar?
—Todavía no me he decidido. Es pronto.
—¿Y viajas a La Paz?
—Cada vez que hay francos largos visito a mis padres, a mis tíos, a mis abuelos... es un momento emotivo para mí. Tengo una hermanita allá en La Paz”.
“Por mi papá, que ha fallecido”
Nadia Mendoza Rodríguez, paceña, 13 años de edad, cadete de primero en el Liceo Militar.
“Acá he aprendido nuevas experiencias. Estoy acá por idea de mi papá, que hace cinco meses ha fallecido; desde ese tiempo ha sido un dolor muy grande para mí, pero he decidido volver porque me he dado cuenta de que acá he aprendido nuevas experiencias, cosas que en tu vida civil no aprendes: a valorar lo que tienes, el valor de tu familia, que está lejos de mí pero yo sé que si aquí le echo más ganas, le pongo más empeño a todo, yo sé que mi familia va a estar más feliz por mí.
Sé también que todo lo que nos enseñan acá es muy importante; para empezar, este año he aprendido lo que es instrucción: muy motivador.
De acá a un tiempo pienso postular al Colegio Militar y sé que con mucho esfuerzo voy a lograr mi sueño y el sueño de mi padre. El apoyo de él ha sido muy importante para mí; como ahora no está, yo tengo que demostrarle que soy fuerte y puedo lograr mi meta de ser subteniente”.
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